La cirugía plástica de abdomen, abdominoplastia o dermolipectomía abdominal es una intervención quirúrgica mediante la cual se reafirma el abdomen y se elimina el exceso de piel y grasa en la zona media y baja. El candidato o candidata ideal para esta operación debe ser un paciente sano y que tenga una gran cantidad de piel extra en el abdomen o presente debilidad muscular en la zona, ya que quirúrgicamente se puede lograr el endurecimiento de la musculatura abdominal.
Es común en las mujeres que han estado embarazadas que el estiramiento de la piel durante la gestación y la posterior pérdida de peso deje una notable cantidad de piel floja en el abdomen, normalmente desde la zona del ombligo hasta la región suprapúbica. Este exceso de piel puede solucionarse con la abdominoplastia y devolverle al vientre el aspecto plano previo a ser mamá. Lo mismo ocurre en pacientes con pérdidas radicales de peso.
¿Qué hay que tener en cuenta antes de la abdominoplastia?
Al igual que en cualquier cirugía es fundamental que se informe al cirujano de todos los aspectos relacionados con tu estado de salud. Intervenciones anteriores, alergias, tratamientos con medicamentos etcétera. El especialista debe conocer tu historial médico al detalle para poder estudiar tu caso de la forma más completa, exhaustiva y segura.
En el caso concreto de la cirugía de abdomen o abdominoplastia el doctor analizará detalladamente la elasticidad de la piel, nivel de piel o grasa sobrante, la laxitud de los músculos y el grado de estrías en la zona.
Estar sano es primordial para cualquier intervención quirúrgica ya que para someterse a una cirugía con anestesia general tu cuerpo debe estar preparado y en perfecto estado de salud, especialmente tus riñones, corazón y pulmones. Los exámenes clínicos y de laboratorio que solicitará el cirujano previamente a la operación son fundamentales para analizar tu caso concreto y estudiar si estás en las condiciones físicas necesarias para la intervención y la recuperación. Es importante tener en cuenta la nutrición y la alimentación, el sobrepeso y la obesidad son considerados factores de riesgo que determinan que una persona no es apta para la abdominoplastia.
El candidato perfecto debe tener un peso moderado, con exceso de piel y grasa en la parte que se encuentra fuera de las capas musculares del abdomen. Este es el caso de muchas personas que han perdido grandes cantidades de peso, mediante dieta, ejercicio o algún tratamiento estético y que tras el cambio físico se han quedado son una cantidad excesiva de grasa y piel flácida en el cuerpo.
En el caso de las mamás, la abdominoplastia puede eliminar esos estragos del embarazo e incluso hacer desaparecer la cicatriz de una cesárea. Sin embargo es importante que no se hayan sometido antes a otras intervenciones en la zona ya que eso podría alterar la cirugía y que hayan decidido no volverse a quedar embarazadas, ya que un nuevo bebé podría modificar los resultados de la operación y que los músculos vuelvan a estirarse con un nuevo embarazo.