La toxina botulínica es una de los tratamientos más populares en medicina estética, por sus resultados y su facilidad de aplicación. Se trata de una sustancia inyectable que actúa sobre los músculos que generan las líneas de expresión en el rostro, minimizando la arruga y la profundidad del surco.El procedimiento de infiltración de bótox no es invasivo ni doloroso, no requiere de periodo de recuperación y los efectos son visibles de forma inmediata. Tras el tratamiento, el paciente puede volver a sus actividades cotidianas a las pocas horas.
Sin embargo, siempre hay una duda acerca del uso de la toxina botulínica:
¿Cuándo debe empezar a usarse la toxina botulínica?
Este interrogante es una de las consultas más habituales en las clínicas de medicina y cirugía estética como Cosmédica, ya que no existe una guía sobre cuándo es el mejor momento para iniciar a aplicar la toxina botulínica.
En cambio, que esta duda no haya sido resuelta tiene su sentido. No existe una edad concreta para estrenarse en la infiltración de toxina botulínica sino que dependerá del grado de envejecimiento de la piel, independientemente de los años.
Es habitual que los pacientes se inicien con la aplicación de la tóxina botulínica a partir de que cumplen los 30 años. En algunos casos es demasiado temprano, ya que la piel no lo requiere, aunque como medida de prevención puede eliminar que se marquen las líneas de expresión en profundidad y que la piel se mantenga uniforme por más tiempo.
El especialista decide
Las líneas de expresión, las arrugas y los surcos faciales son el resultado de las gesticulaciones y de la acción muscular. Esta repetición de gestos, sumado a la degeneración natural de la piel con la edad y su exposición a los efectos negativos del sol, la contaminación y la polución hace que la dermis luzca envejecida y que se creen nuevos pliegues en el rostro.
La mejor opción es siempre consultar con el especialista. El profesional médico será el encargado de evaluar el nivel de profundidad de las líneas de expresión y valorar si la acción de la toxina botulínica es la idónea. Normalmente, si se actúa sobre la arruga antes de que esta adquiera definición, se minimizan sus efectos, que en algunas ocasiones si ya son muy antiguos es complicado solventar.
Usar inyecciones de toxina botulínica en una etapa prematura disminuye el impacto del envejecimiento de la piel y ralentiza la pérdida de elasticidad. Esto se logra al minimizar la acción muscular, ya que evitando que la cotidianidad se vaya marcando la piel, la epidermis será uniforme y tersa por más tiempo.
El uso de la toxina botulínica puede ser una medida preventiva y que se debe combinar con un tratamiento especialmente diseñado para cada tipo de piel. De esta manera, es posible conseguir los resultados deseados a largo plazo y mantener una piel joven y saludable por más tiempo.